sábado, 11 de julho de 2015

Ejercicio físico y cáncer de mama. Una revisión

Physical activity and breast cancer. A systematic review

C Arango Suárez a, N Fernández Álvarez b, J Seco Calvo c

a Clínica. Oviedo.
b Clínica. Bierzo.
c Departamento de Enfermería y Fisioterapia. Universidad de León. Campus de Ponferrada.

Palabras Clave

Ejercicio físico; Cáncer; Mama.

Keywords

Physical activity; Breast; Tumor.

Resumen

Practicar ejercicio físico disminuye el riesgo de padecer cáncer de mama, tanto si se realiza de forma moderada como si se llevan a cabo actividades de mayor intensidad, siempre de manera regular en el tiempo. Esto es así en mujeres premenopáusicas y, en mayor medida, en las posmenopáusicas, incluso las pertenecientes a los denominados "grupos de riesgo" (nulíparas, obesas, usuarias de TH, etc.). Este efecto protector del ejercicio se aprecia en todas las etnias estudiadas (razas blanca, negra y asiática), con prevalencia semejante. Los elevados niveles de estrógenos son factor de riesgo en el cáncer de mama. La obesidad es la principal causante del aumento de estrógenos en sangre. La actividad física continua, además de otros factores como el descenso en la resistencia a la insulina y la estimulación del sistema inmunitario, se han mostrado eficaces para reducir dicho riesgo. Además, se ha observado que realizar algún tipo de ejercicio físico mejora la calidad de vida, la funcionalidad y el bienestar de las mujeres que ya padecen este tipo de cáncer y están sometidas al protocolo de tratamiento oncológico. De otra parte, se han registrado una disminución en el número de recidivas y una mejora del pronóstico, medido en índice de supervivencia al tumor.

Abstract

Physical activity reduces the risk of breast cancer, not only in moderate activities but also in intensive ones as well, on condition that they are practised regularly. This is for pre-menopausal women and specially, for post-menopausal ones, even if they are included in risk groups such as nulliparous, obese ones and HRT users. Physical exercise has also a protective effect on every studied ethnics (white, afroamerican and assiatic ones) with similar prevalence. High levels of estrogens are risk factors in breast cancer. Obesity is the main cause of the increase of circulating estrogens. Regular physical activity, apart from other factors, such as reduction in insulin resistance and immune system stimulation, are considered to be effective in reducing such a risk. In addition, it has been observed that practising any other type of physical activity improves quality of life, functionality and well-being in women that already suffer this type of cancer and in those who are put under the protocol of cancer treatment. Besides, a big reduction in recurrence and an improvement in prognosis have been registered, in rates of tumor survival.

Artículo

ESTRATEGIA DE BUSQUEDA
Con el objetivo de ver si la actividad física y el deporte son efectivos o no para la prevención y tratamiento del cáncer de mama, se ha realizado una revisión bibliográfica desde el año 1994 al año 2005 utilizando las palabras clave como " breast tumor ", " breast tumor and exercise ", " exercise ", "breast tumor and prevention ", y " postmenopausal breast tumor ", en las bases de datos PubMed ­ Medline, Cochrane Database of Systematics Reviews (CSDR), JANO Online, Sports Medicine y OVID.
Los criterios de inclusión considerados fueron la característica de estudio clínico en humanos, el cumplimiento de los años de revisión y que las muestras analizadas por los autores incluyeran mujeres de más de 35 años.
Sobre un total de 232 estudios, se seleccionaron para esta revisión 27, que cumplían los citados criterios.

EJERCICIO FÍSICO Y RIESGO DE CÁNCER DE MAMA
Así, en un estudio realizado por McTiernan et al1 se comprobó que aquellas mujeres que, a los 35 años, realizaban ejercicio físico al menos tres veces por semana, presentaban una disminución en el riesgo de padecer cáncer de mama de un 14 % con respecto a las menos activas. La reducción del riesgo era ligeramente superior para las que realizaban ejercicio más de 10 h semanales. Estos autores1 también señalan que cuanto mayor había sido la duración de la práctica del ejercicio a lo largo de los años, mayor era el beneficio observado en cuanto al descenso del riesgo de padecer dicho cáncer, sin que la actividad física hubiera sido vigorosa. Siguiendo en esta misma línea de investigación, en un estudio2 llevado a cabo por el Equipe Institut National de la Santé et de la Recherche Médicale Nutrition, Hormones et Cancer (INSERM) se expone que realizar una actividad física regularmente disminuye en un 38 % el riesgo de cáncer de mama. Estos autores2 han descubierto que las mujeres que dedican 14 o más horas semanales a las labores del hogar presentan una reducción moderada, en torno al 18 %, en el riesgo de padecer este cáncer con respecto a aquellas que no realizan estas actividades. En cuanto a las féminas que emplean 5 o más horas semanales a prácticas deportivas de intensidad mantenida, el descenso en el riesgo es aún más acentuado. También se constata en este estudio2 que, además del tiempo que se dedica a practicar ejercicio físico, es así mismo importante la intensidad empleada. La reducción del riesgo de cáncer de mama ligada al ejercicio físico se ha presentado también en aquellas mujeres consideradas "de riesgo", es decir, obesas, que no hubieran tenido hijos, que utilizasen terapia hormonal sustitutiva (THS) y tuvieran antecedentes familiares2. Apoyando la teoría planteada por los dos estudios anteriores1,2, Bernstein et al3, Verloop et al4, Rockhill et al5 y Mittendorf et al6 efectuaron diversas investigaciones, cuyos resultados sugieren efectivamente que el ejercicio físico tiene un efecto beneficioso en esta población.
En la Universidad de Tromson (Noruega), Thune et al7 siguieron la evolución de más de 25.000 mujeres y comprobaron que entre las que practicaban ejercicio físico con regularidad, la disminución del riesgo de cáncer de mama era mayor en las premenopáusicas que en las posmenopáusicas y especialmente, en las menores de 40 años. Además, esta disminución se acentuaba en las que realizaban ejercicio al menos 4 h/semana y en aquellas que desarrollaban trabajos con mayor actividad física. Por el contrario, Friedenreich, Bryant y Courneya afirmaron en un estudio8 que no encontraron ninguna relación entre la actividad física y el desarrollo de cáncer de mama en mujeres premenopáusicas. Sin embargo, sí evidenciaron que la actividad física a lo largo de toda la vida disminuye el cáncer de mama en posmenopáusicas8. Así mismo, en otro trabajo9 comprobaron que las actividades físicas moderadas, fundamentalmente las desempeñadas en su trabajo y las tareas domésticas, eran las que más contribuían a reducir el riesgo de este tipo de cáncer. Sin embargo, aquellas actividades realizadas durante el tiempo libre, con independencia de su intensidad, no influirían en el descenso de dicho riesgo9. También Dorn et al10 comprobaron que la actividad física intensa estaba asociada generalmente con un descenso en el riesgo de cáncer de mama. Así, mientras que en mujeres premenopáusicas sólo encontraron un efecto protector significativo si llevaban más de 20 años haciendo ejercicio, en las posmenopáusicas el efecto se detectó también si realizaban actividades físicas desde hacía menos años.
Macera11 realizó un seguimiento durante 5 años (1993-1998) de aquellas mujeres adheridas al Women's Health Initiative Observational Study (WHIOS) y llevó a cabo una selección de 74.171 mujeres entre 50 y 79 años, que pudieran presentar graves problemas de salud en los 3 años siguientes. Comprobó que aquellas que habían realizado una actividad extenuante tres o más veces por semana a los 35 años, tenían menos riesgo de padecer cáncer de mama que las más sedentarias; sin embargo, esta relación no se apreció entre las que llevaron a cabo dicha actividad a los 50 o a los 18 años. Sus resultados, pues, sugieren que a mayor actividad física, menor riesgo de padecer cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas; una hora al día de actividad física moderada o extenuante produce el máximo beneficio. También Dirx et al12, observaron durante 7 años a 62.357 mujeres de edades comprendidas entre los 55 y 69 años y comprobaron que las que realizaron un ejercicio físico (como andar o montar en bicicleta) durante al menos una hora al día, presentaban una disminución de un 19 % en el riesgo de padecer cáncer de mama. Carpenter et al13 llegan a conclusiones similares al afirmar que una actividad física intensa disminuye el riesgo de padecer cáncer de mama en aquellas mujeres posmenopáusicas que no hayan aumentado de peso excesivamente en su edad adulta.
Por otra parte, se han realizado estudios14-16 para comprobar si la etnia influiría en el riesgo de padecer cáncer de mama, como el llevado acabo por Bernstein et al14, en el cual concluyeron que la actividad física disminuye dicho riesgo por igual tanto en la raza negra como en la blanca. En esta línea, pero en una comunidad asiática se desarrolló el trabajo de Yang et al15, llegando a conclusiones coincidentes con otros autores12, pues observaron que el ejercicio físico producía un descenso en el riesgo de padecer dicho cáncer. En un estudio prospectivo16 se comprobó la evolución de más de 20.000 mujeres, registradas en el Aichi Cancer Center Research Institute, entre los años 1998 y 2000, observando la misma tendencia que otros autores mencionados12, 15.
Sin embargo, Luoto et al17 han puesto de relieve que, aunque no se duda de un cierto efecto protector de la actividad física, practicada regularmente, sobre la incidencia del cáncer de mama, todavía no hay resultados definitivos sobre el tema. A la misma conclusión llegan Ueji et al18, en un estudio de casos, al comparar la disminución del riesgo de dicho cáncer entre aquellas mujeres que realizaban algún ejercicio físico y las menos activas: tampoco hallaron datos significativos.

FISIOPATOLOGÍA
Actualmente se barajan varias teorías, intentando explicar los cambios que el ejercicio físico produce en el organismo y que influirían en la reducción del riesgo de cáncer de mama.
Perkins19 (de la Susan G Komen Breast Cancer Foundation) declara que "aunque aún se desconocen las razones de los efectos beneficiosos de la actividad física en la salud de la mama, una de las teorías biológicas que explica por qué el ejercicio puede ser una buena herramienta para disminuir o prevenir el riesgo de este cáncer es que disminuye la obesidad, y se sabe que ésta aumenta la circulación de estrógenos"19. Se cree que los altos niveles de estrógenos en sangre aumentan en gran medida el riesgo de cáncer de mama y su recurrencia. Parece ser que la caída de estrógenos no es la única razón de que la actividad física reduzca el cáncer de mama: "Tiene que haber unos factores metabólicos, como son: la menor incidencia de obesidad entre mujeres activas, el descenso en la resistencia a la insulina y la efectividad del sistema inmunitario, a los que se puede achacar la acción protectora del ejercicio" afirma McTiernan1.
Barroso20 constató que el ejercicio físico puede modificar los mecanismos hormonales, influyendo en la reducción del riesgo de padecer cáncer. Esto se debe a que realizar actividad física disminuye la obesidad, determinante en mujeres posmenopáusicas. En este período de la vida, los estrógenos se sintetizan a partir de los andrógenos del tejido adiposo y se ha demostrado que dichos estrógenos son mitogénicos de las células epiteliales de la mama20. En un estudio efectuado con las bases de datos mundiales del Breast Cancer Group, National Cancer Institute21, cuyo objetivo era ver si había relación entre los estrógenos y la etiología del cáncer de mama, comprobaron que las mujeres menopáusicas con elevados niveles en sangre de andrógenos y estrógenos experimentaban un significativo incremento en el riesgo de desarrollar el cáncer; los niveles de hormonas sexuales en sangre estaban aumentados en aquellas mujeres que lo desarrollaron21.

EJERCICIO Y CALIDAD DE VIDA
También se han descrito efectos beneficiosos del ejercicio físico durante el tratamiento del cáncer de mama. En un estudio realizado por Schwartz22 se demuestra que la actividad física disminuye la duración y la intensidad de la fatiga, tan común en aquellos pacientes sometidos a un tratamiento de quimioterapia. Por otro lado, el Grupo Español de Investigación de Cáncer de Mama (GEICAM) afirma que "la realización de ejercicio mejora la salud y la calidad de vida de las mujeres con cáncer de mama, lo que disminuye la fatiga, aumenta la fuerza muscular e induce una mejoría emocional, provocando un menor sentimiento de ansiedad y depresión", según publica en la Revista Geysalus23. Además, explica que "el abandono del deporte se debe, en muchas ocasiones al desconocimiento por parte de la mujer sobre si puede realizar ejercicio, de qué clase y cómo hacerlo"23. En otro estudio24se observó la evolución de 86 mujeres, todas ellas tratadas de cáncer de mama durante los 3 años previos al estudio; la mitad de ellas realizó, durante 3 meses y dos veces por semana, ejercicios con pesas y la otra mitad no practicó ninguna actividad física; el grupo de mujeres activas experimentó mejora en bienestar físico, relaciones matrimoniales y actividad sexual. Además, sintieron un notable aumento en fuerza, velocidad y confianza en sí mismas, añadiendo que esta actividad les ayudó a recuperar la sensación de control corporal24. Los autores24 (Sociedad Oncológica Estadounidense, Minneapolis) comprobaron que dicha actividad era más eficaz si se le añadía la práctica de un ejercicio aeróbico, como por ejemplo pasear. Kendall et al25 realizaron un trabajo entre mujeres diagnosticadas de cáncer unos 13 años antes, y comprobaron que aquellas que realizaron ejercicio físico o aumentaron la intensidad del mismo mejoraban su funcionalidad y su bienestar. Irwin et al26realizaron un seguimiento de 806 mujeres adheridas al Health, Eating, Activity and Lifestyle Study, y observaron que sólo el 32 % de las mismas alcanzaba unos niveles de actividad física recomendables (150 min de caminata semanales); cuando se incluyen dentro de estas actividades las tareas domésticas y la jardinería, un 73 % de las participantes alcanza dichos niveles. Sus investigaciones sugieren que sería recomendable animar a estas mujeres a realizar actividades físicas, pues constituirían una importante herramienta para disminuir la obesidad, prevenir el aumento de peso y mejorar el pronóstico del cáncer de mama26.

EJERCICIO Y PRONÓSTICO DEL CÁNCER DE MAMA
Perkins19 demostró que incluso una actividad física moderada y practicada de forma regular (caminar durante 30 min) podría disminuir el riesgo de recurrencia de cáncer de mama entre un 25 y un 50 %. "El beneficio está relacionado con la cantidad de ejercicio; por tanto, a más ejercicio realizado, mayor posibilidad de supervivencia". Por su parte, Holmes y su equipo27 describieron que las mujeres que padecían cáncer de mama podían mejorar su supervivencia con ejercicio, equivalente a una caminata de una hora o más a la semana. El riesgo relativo de muerte por cáncer de mama disminuyó proporcionalmente con un mayor número de horas de ejercicio físico a la semana, llegando a descender el riesgo hasta en un 50 %27. El mayor beneficio se dio en aquellas mujeres que realizaron una actividad física equivalente a 3-5 h semanales, a un paso medio. El hecho de que la actividad física reduzca el nivel de hormonas en la sangre es la explicación más lógica, porque una disminución hormonal reduce los riesgos de recurrencia de un tumor cancerígeno27.

CONCLUSIONES
De todos los estudios consultados, sólo hemos encontrado dos17,18 que no concluyan que el ejercicio físico disminuye el riesgo de cáncer de mama. Todos los demás atribuyen a la actividad física efectos beneficiosos: el más importante, la reducción del riesgo mencionado, al disminuir o evitar la obesidad y provocar un descenso en la síntesis de estrógenos, procedentes de andrógenos del tejido adiposo; también se obtiene un incremento de la fuerza, la resistencia y el bienestar físico y psíquico. No se debe olvidar que la actividad física también desempeña un papel muy importante, no sólo al mejorar la calidad de vida de aquellas mujeres que ya padecen cáncer22-26, sino también al disminuir la frecuencia de las recidivas19,27.


Bibliografía

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